miércoles, 12 de agosto de 2009

Beato Carlos Leisner



12/08/2009 Santo del día.


Beato Carlos Leisner.-


Nació en Rees, Niederrhein, el 28 de febrero de 1915. Se crió en Kleve y de estudiante de bachillerato ingresó en el Movimiento Juvenil Católico.


En dicho Movimiento, además de disfrutar de la comunidad con los jóvenes y de poder realizar largos viajes, adquirió conocimientos de las Sagradas Escrituras y sobre todo, de la Eucaristía. En su diario escribió: „¡Cristo, Tú eres mi pasión!“.


Karl Leisner deseaba ser sacerdote. El Obispo de Münster le asignó el cargo de Director de la juventud diocesana. La Gestapo le observaba. Durante el año de estancia en Freiburg le conmovían duras luchas interiores: ¿Sacerdocio, o matrimonio y familia?


El 25 de marzo de 1939 fue ordenado Diácono. Pocos meses más tarde debió haber recibido las Sagradas Órdenes. Pero la Divina Providencia designó otra cosa. Una repentina tuberculosis le obligó a permanecer en St. Blasien en la Selva Negra.


Allá, el 8 de noviembre de 1939, fue detenido por la Gestapo a causa de un comentario hecho en relación con el atentado contra Hitler y enviado a la cárcel en Freiburg.
Internado en el campo de concentración de Sachsenhausen y de allá, en 1940, trasladado al campo de concentración de Dachau, sucedió lo inesperado: El 17 de diciembre de 1943 en el bloque 26 y con gran peligro para todos los participantes, el moribundo Diácono Karl Leisner, fue ordenado sacerdote por el Obispo Gabriel Piguet, recluso francés.


El nuevo sacerdote celebró su primera y única Santa Misa el día de San Esteban en el año de 1944. El 4 de mayo de 1945 fue puesto en libertad.
Pasó sus últimas semanas en el Sanatorio antituberculoso de Planegg en München. Sólo dos pensamientos absorbían su mente: el amor y la penitencia.


Entregado al amor de Dios, a ese amor en el que él creyó y que deseó transmitir a los hombres, falleció el 12 de agosto. La última inscripción de su diario reza: „Bendice, Oh Altísimo, también a mis enemigos!“. Sus restos mortales reposan en la cripta de la Catedral de Xanten.
El 23 de junio de 1996, Karl Leisner fue beatificado por el Papa Juan Pablo II, quien en parte de su homilía señaló: "La prueba de un seguimiento auténtico de Cristo no consiste en las lisonjas del mundo, sino en dar testimonio fiel de Cristo Jesús".


"El Señor no pide a sus discípulos una confesión de compromiso con el mundo, sino una confesión de fe, que esté dispuesta incluso a ofrecerse en sacrificio. Karl Leisner dio testimonio de esto, no sólo con palabras, sino también con su vida y su muerte en un mundo que se había vuelto inhumano".


"Cristo es la vida. Esta fue la convicción por la que vivió y por la que finalmente, Karl Leisner murió. Apóstol de una profunda devoción mariana, fue impulsado a ella por el Padre Kentenich y el Movimiento de Schöenstatt".

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